Modelo Clásico

Desde hace más de una década, en Integrity School emprendimos un interesante y fascinante regreso a lo clásico y a lo básico en la educación. Mientras que a nivel global la gran mayoría de las instituciones educativas, maestros y padres de familia se enfrentan día a día al desgastante (y confuso) reto de mantenerse al corriente con las “últimas” y “más nuevas” tendencias en la enseñanza, nuestra institución mantiene su paso firme y seguro de regreso a los métodos que han probado ser los más eficientes y efectivos a lo largo de siglos.

En su libro “An Introduction to Classical Education, A Guide for Parents”, Christopher A. Perrin ubica los orígenes de la educación clásica al periodo comprendido entre los años 600 A.C. y 476 D.C. Es precisamente durante este periodo cuando las culturas griegas y romanas perfeccionaron sus sistemas de enseñanza. Sin embargo la palabra “clásico” o “clásica” no alude exclusivamente a un periodo de tiempo en la historia. Comúnmente utilizamos el adjetivo de “clásico” para describir algo que denota autoridad, influencia, tradición y permanencia a través del tiempo. Utilizamos el término “clásico” como sinónimo de belleza y virtud que ha perdurado; por ejemplo en la música, los automóviles, el cine, la literatura y otras áreas. 

Es importante mencionar algunas de las aplicaciones que tiene el método clásico en nuestro sistema de enseñanza. En el modelo clásico tradicional, durante los niveles educativos iniciales se enfoca en tres áreas conocidas como Trivium o las “tres vías del aprendizaje”.

Entre los resultados de la utilización del método clásico se encuentra el hecho que el alumno habrá desarrollado la capacidad de relacionar y aplicar el aprendizaje obtenido en las diversas áreas de estudio de una forma práctica e integral.

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